- Escrito por Edwin Umaña Peña
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"El exilio de Hitler" de Abel Basti: nebulosas y mentiras de la Historia Oficial
La Historia oficial de la humanidad es un tapiz de textos cuyas fuentes y certezas se pierden en la nebulosa del olvido, se diluyen en la ciega afirmación a la que nos condena la repetición perenne de supuestas verdades no confirmadas, en la frágil memoria colectiva, en la poca importancia que le dan las sociedades. No se puede hablar de una ciencia histórica seria hasta la aparición de los posestructuralismos, en los años sesenta, que aportaron una base teórica y práctica para emprender nuevas miradas sobre el pasado. "El exilio de Hitler" pertenece a estas nuevas corrientes historiográficas.
La falsa muerte de Hitler
En su libro el escritor argentino Abel Basti expone con detalle los antecedentes que, según su investigación, aportan las pistas para soportar su teoría del escape de Hitler a Argentina. No sólo fueron las circunstancias oscuras de la muerte del líder alemán, un hecho que al final nadie pudo certificar, sino diversas situaciones ocurridas alrededor de los últimos días de Fhürer que la Historia Oficial dejó de lado. En su análisis, Basti parte de un hecho cierto y es que, más allá de la cuestionable invasión Nazi a gran parte de Europa, para muchos líderes del mundo esto fue una acción necesaria para detener la expansión comunista orquestada desde Moscú por Stalin.
El colaboracionismo con los Nazis, que se dio en países como Francia o los Países Bajos, sigue siendo un tabú hoy en día en la sociedad europea. Los cierto es que, ante el avance de ideologías como el Comunismo, el Socialismo, el Liberalismo o el Anarquismo, para la élite que ostentaba el poder en Europa era preferible la invasión Nazi. Esta venía con un radical programa de control y exterminio de los colectivos que promovían ideas de cambio político o social. Así mismo, en la sociedad europea la eugenesia era una certeza de la que nadie dudaba, la raza blanca, rubia aria, se consideraba superior, era necesario mantener el control racial y defender la primacía y los privilegios de una casta que no aceptaba que el mundo se transformaba. Esto se puede apreciar en numerosas obras literarias, en especial en las novelas de escritores como Franz Kafka, Thomas Mann, Virginia Wolf, Alfred Döblin, Robert Musil, Stefan Zwieg o los ensayos de Walter Benjamin.
Adolf Hitler, elegido el "Hombre del año" por la revista Time, en 1938
Hitler, ídolo de la sociedad occidental
La Segunda Guerra Mundial fue el evento radical que cambió el curso de la modernidad, y entre ellas la figura de Adolf Hitler despuntó como la representación de una ideología macabra que encantó al mundo entero, que se rindió ante el mesías que habría de enfrentar al comunismo y detener la amenaza de la revolución proletaria en Europa. Hitler fue un héroe para Occidente, que lo encumbró y llevó a portadas de periódicos y revistas donde exaltaban las cualidades del líder Alemán. Una gran, inmensa mayoría de la sociedad occidental, comulgaba con las ideas Nazis: el racismo, el clasismo y el antisemitismo. También veían con mirada torva el ascenso de las ideas liberales, anarquistas, el feminismo y el librepensamiento.
Por esta razón el triunfo de Adolfo Hitler y el Partido Nazi en Alemania le debió mucho a los gobiernos occidentales y al motor del capitalismo, quienes inyectaron cantidades ingentes de dinero para llevar al poder a quien se erigía como el enemigo número uno del Comunismo en Europa y gran opositor de los cambios sociales que se anunciaron en los "locos años veinte". En momentos en que los movimientos populares amenazaban con la toma del poder por la vía democrática, era peligroso dejar que la democracia avanzara y pronto se hizo realidad ese objetivo con el golpe de estado de Franco en España, quien fue apoyado por Hitler al enviar su escuadrón de aviones, la Legión Cóndor, la cual bombardeó ciudades españolas. El mundo occidental presenció esto en silencio y prefirió mirar a otro lado, meses después Hitler era encumbrado como el líder que había recuperado la fe del pueblo alemán y la economía mundial. En su libro, Abel Basti expone pruebas donde se evidencia el enorme apoyo que el Nazismo recibió de gobiernos como Estados Unidos o Inglaterra, así como de grandes conglomerados económicos como General Motors, Ford, Dupont, Rockefeller, e incluso poderosas familias como los Kennedy o la petrolera familia Bush.
El Papa Pio XII y Hitler
La Iglesia Católica, gran aliada del Nazismo
La Iglesia Católica, perenne amiga del poder, fue uno de los grandes bastiones del nazismo en el mundo. La gran masa popular que apoyó el ascenso del Nacional Socialismo era arraigadamente religiosa, Católicos y Protestantes se unieron en un ideal común. Enarbolando las ideas conservadoras y su antisemitismo fundacional, la Iglesia Católica no sólo hizo eco de las ideas fascistas, racistas y clasistas desde los púlpitos de las iglesias, sino que su líder, el Papa Pío XII se erigió como protector de la élite Nazi cuando esta ideología cayó en desgracia. También sacó provecho económico ya que se apropió de los bienes de muchas familias judías que fueron asesinadas en los campos de concentración. Basti enumera algunas acciones ejecutadas por la cúpula de la Iglesia Católica en los años 40, cuando los nazis fueron derrotados por los comunistas rusos, para evacuar familias de altos cargos militares del Ejército Alemán o de las temidas SS y la Gestapo, así como de empresarios Nazis, a quienes dieron refugio en España, en ese entonces en manos de Franco, o en algunos países de América Latina como Argentina, Paraguay, Brasil, Bolivia o Colombia, donde gobiernos populistas predicaban ideas afines.
Así mismo, en Colombia, los grandes medios, periódicos como El Siglo, El Tiempo y El Espectador, durante años dedicaron numerosos y extensos artículos o columnas de opinión a exaltar las bondades de la ideología Nazi, y numerosas veces reclamaban la necesidad de un líder de las mismas condiciones para defender los privilegios de una élite que veía un movimiento popular que avanzaba con fuerza, el Gaitanismo. Dos personajes, que escribirían su legado en letras de sangre en la historia colombiana, tomaron certero apunte de estas expresiones. Estos personajes fueron el presidente Laureano Gómez, quien fue embajador en Alemania en los años en que Hitler ascendió al poder, y el General Gustavo Rojas Pinilla, quien fue agregado militar en Alemania en los años de esplendor del Gobierno Nazi. Estos dos hechos dieron pie para la elaboración del libro "Hitler en Colombia" que Abel Basti publicó hace tres años.
Sin embargo, hoy Hitler simboliza la expresión del mal y aquellos que en el pasado le rindieron culto y alabanza se camuflaron entre la multitud anonadada ante la evidencia de la barbarie Nazi, la cual salió a la luz hacia finales de los años cincuenta cuando aparecieron las primeras pruebas visuales de los campos de concentración y las ejecuciones colectivas. Hasta ese momento, el nazismo se vio como una ideología política que se descarrió pero que, en últimas, salvó a Europa del Comunismo. La admiración siguió, pero en secreto.
Hitler y la piloto Hanna Reitsch
Los indicios del exilio de Hitler hacia Argentina
La parte más importante del libro es la exposición de los indicios que sugieren que Hitler no murió, todo lo contrario, fingió su suicidio con eficacia, y escapó junto con sus fieles aliados. La primera etapa del escape fue hacia España, donde al parecer se escondió en Galicia (tierra natal de su aliado, el dictador fascista Francisco Franco, en ese momento en el poder) y luego hacia Argentina, donde desde hacía años los Nazis habían preparado una serie de refugios de cara a una hipotética retirada. ¿Cómo fue posible este escape? En algunas entrevistas Basti ha afirmado que Hitler y sus lugartenientes negociaron con Estados Unidos la entrega de la Bomba Atómica a cambio de poder escapar. Hay detalles importantes, como que los fieles aliados de Hitler, como Martin Bormann, también desaparecieron, mientras quienes traicionaron a Hitler y promovieron la rendición nazi, fueron juzgados en Núremberg. Las circunstancias no son claras y hay archivos que los gobierno de USA, Argentina o Colombia se niegan a desclasificar.
Los misteriosos vuelos
Los misteriosos vuelos hacia el búnker de Hitler, semanas antes de la caída de Berlín, constituyen los primeros indicios de que otra pudo ser la verdad de los hechos. Basti expone la historia de la hábil aviadora Hanna Reitsch, quien días antes de la caída del búnker de Hitler, visitó al líder y conversó varias veces con él. Una visita sospechosa cuyas verdaderas razones se llevó la aviadora a la tumba. Lo cierto es que numerosos aviones aterrizaron cerca del búnker en los últimos días del Tercer Reich y en ellos evacuaron a muchas personas. Basti relaciona datos importantes que respaldan el posible escape de Hitler en uno de los vuelos, como las últimas fotos conocidas del Führer, que fueron tomadas el 22 de abril de 1945, o que las últimas comunicaciones oficiales firmadas por el líder datan de esta fecha. Así mismo, lo vincula con los cambios en las jornadas de trabajo que ocurrieron a partir de ese momento, que pasaron a ser cortas reuniones diurnas donde pocas personas tenían acceso al líder, en vez de las largas jornadas nocturnas usuales.
Ferdinand Beisel, el doble de Hitler asesinado,
cuya foto se usó para hacer creer el suicidio del Führer
El doble de Hitler
Si Hitler escapó en uno de los vuelos del 22 de abril, ¿quién ocupó su puesto? Basti expone la historia de los dobles de Hitler que se usaron para engañar a los enemigos en numerosas ocasiones. Sugiere que fue uno de esos dobles, Ferdinand Beisel, quien ocupó el lugar del Führer mientras era mantenido drogado y alejado de quienes permanecieron en el búnker. Fueron los fieles aliados Martin Bormann y Joseph Goebbels quienes se encargaron de impartir las órdenes en esas horas aciagas. De estos dos fieles lugartenientes, al parecer fue Bormann quien logró escapar y su paradero también se volvió un misterio. Sin embargo, Basti recuerda que hay numerosos testimonios de personas que afirman que Bormann vivió en Buenos Aires años después.
Hitler en España
¿Qué pasó con Hitler? Al respecto Basti cita las declaraciones del jefe de la Gestapo, el general Heinrich Müller, quien afirmó que Hitler voló de Berlín a Austria y de allí a Barcelona en una nave piloteada por el aviador alemán Werner Baumbach (quien posteriormente vivió en Argentina, donde trabajó como aviador al servicio del gobierno de Perón). Lo increíble es que estos testimonios fueron dejados de lado por el investigador oficial Trevor-Roper, encargado por el gobierno británico para indagar sobre lo ocurrido con Hitler. Es la versión de este investigador, basada en testimonios secundarios, la que se dio a conocer al mundo y se volvió la verdad oficial. Una verdad que defendía a toda costa que el líder alemán se suicidó en el búnker y su cuerpo fue incinerado. Al parecer, afirma Basti, había un desesperado afán de los gobiernos británicos y estadounidense por divulgar la muerte de Hitler y que este pasara a un segundo plano, ya que el verdadero problema para los gobiernos occidentales era la Unión Soviética y la expansión del comunismo en el mundo. Este era el problema a resolver, que derivó en la Guerra Fría, mientras que el asunto nazi quedó a un lado.
Sobre la estadía de Hitler en España, Basti destaca el testimonio del historiador español Julio Barreiro Rivas, quien aseguró que Hitler permaneció unos meses de 1945 en un monasterio en Samos, una pequeña localidad de Lugo, Galicia, tierra natal del dictador Francisco Franco, su aliado. Acerca del escape de Hitler hacia Argentina, en un submarino, cita las investigaciones del escritor Jaime Rubio Rosales, sobre la presencia de submarinos alemanes en las Islas Canarias, otro fortín fascista en aquellos años, ya que Franco mantuvo sus bases allí durante la Guerra Civil Española.
La casa donde supuestamente vivió Hitler en la Patagonia argentina
Hitler en Argentina
Acerca de la llegada de Hitler a Argentina, el escritor Abel Basti recupera las noticias, ampliamente conocidas, acerca de la llegada de un gran número de submarinos alemanes al sur del país austral en los meses posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial. Al parecer la zona de Bariloche y la Patagonia, muy poco poblada, había sido el lugar escogido por la dirigencia Nazi para un posible repliegue y allí llegó Hitler.
El acceso a archivos clasificados
La lectura del libro de Abel Basti pone en evidencia que el supuesto escape de Hitler a Suramérica no es un disparate, es algo que pudo ser posible y podrá ser comprobable en un futuro cercano. Lo cierto es que años después fueron encontrados viviendo en Suramérica numerosos líderes del Ejército Nazi, la SS y la Gestapo, como Claus Barbie, Joseph Menguele o Adolf Eichmann. El libro de Abel Basti es minucioso en documentación y testimonios que podrían confirmarse, o desmentirse, si se permitiera el acceso a archivos clasificados en Estados Unidos, Argentina, Colombia, Brasil o Paraguay. Hasta el momento la lectura de esos documentos le ha sido impedido al escritor a pesar de múltiples peticiones oficiales.
En una época en que las comunicaciones eran inciertas y la información tardaba en llegar, manipular la verdad para los Nazis fue muy fácil. Aún hoy en día se usan con gran éxito las estrategias de desinformación creadas por Joseph Goebbels. Las Historia oficial, por lo visto, aún está por escribirse.
Edwin Umaña Peña
Escritor, guionista y docente universitario.
Autor del libro de cuentos "Amor Sexo Decepción" (2021) y de la novela "La conspiración de los farsantes" (2017).